La historia en nosotros

"Somos por primera vez en nuestra historia, contemporáneos de todos los hombres"....Octavio Paz

sábado, 1 de enero de 2011

El socialismo como paradigma alterno de desarrollo y sus concepciones históricas

El reto de toda sociedad es formar complejas estructuras capaces de fortalecer y sostener al mismo hombre en función del proceso de producción, satisfaciendo sus necesidades. Todo sistema económico, no converge en un simple deseo humano y una querencia de formar estructuras, es un proceso a la inversa: el contexto, que es la relación entre el hombre y la naturaleza reproduce una socialización dependiente de sus acoplaciones históricas y los mismos vínculos de la sociedad; es de esta manera natural y social que el hombre establece patrones o lineamientos de acción social, transforma la naturaleza y se adecúa a ella por medio del trabajo y crea un escenario llamado civilización, una manifestación de la cultura, y por ende todo tipo de instituciones, estructuras políticas, artísticas y sociales.

La evolución histórica demuestra que la tendencia grupal del ser humano en los procesos productivos y las relaciones sociales de producción, determinarían la forma o modo económico del desarrollo: la comunidad primitiva, el esclavismo, el feudalismo, el capitalismo y el comunismo. Cuándo surge la explotación del hombre por el hombre (esclavismo), surge el clasismo y éste se convierte en la estructura social y política del hacer humano, modificando hábitos y paradigmas colectivos. La acumulación severa del capital, el desarrollo de formas de valor, el trabajo efectuado por aquellos que no son dueños de las herramientas de producción, son características distintivas de la aseveración de las palabras: propiedad privada.

El hombre se convierte dueño de otros hombres, más no de si mismos, lo que refleja una sociedad en decadencia y sujeta a protocolos políticos de la clase dominante. Es por eso, que las conocidas manifestaciones sociales en la historia de la humanidad, demuestran claramente la inestabilidad social del sistema basado en la propiedad privada y surge la “otra” tendencia, la “otra” visión, el “otro” paradigma, la antítesis socio-productiva: el socialismo.

El socialismo es la pauta de cambio y la emancipación de la opresión del actual régimen, es una forma sistémica de transición hacia el comunismo. Se propone suprimir la propiedad privada por una colectiva, lo que significa: igual de oportunidades para el bienestar de todos; abolición de clases e integración de intereses; instauración de un nuevo paradigma más humanizado; la demolición de las instituciones cognoscibles por otras no cognoscibles en esencia; que todos sean propietarios de las tierras y herramientas de producción; la formación de un Estado colectivo y cimentado en la decisión e intereses de todos, como simple actor de vigilancia y distribución; propone una democracia radical, sin persuasiones griegas o norteamericanas.
Puesto que algunos no comprendían no solo el simbolismo del socialismo, sino, la reconfiguración sistémica que este representaba, surge la tergiversación lingüística y estructural; el hecho de que el socialismo incluya la palabra colectivo y común, no quiere decir que las implicaciones y aplicaciones de estas dos palabras sean en esencia el socialismo, dejaría entonces de ser un punto sistémico transitorio hacia el comunismo y se convierte en una simple visión limitada y confusa, un discurso político simplista.

El socialismo va surgiendo en tiempo y espacio por la clásica lucha de contrarios de la historia de la humanidad, sobre todo del siglo XVIII a la era moderna y posmoderna, en donde la constitución del sistema capitalista trajo consigo una serie de desajustes crónicos en la sociedad.

En el periodo antes mencionado, se discutió al socialismo como una vía alterna del desarrollo no solo económico, sino también social y humano. Esto originó una multiplicidad de visiones acerca de la concepción universal del socialismo. A continuación se mencionarán los principales paradigmas que se tienen acerca del socialismo, desde el utopismo platónico hasta el realismo de Marx.

El socialismo utópico

La visión social de pensadores como Platón se remite a un simple imaginario forzado a la época y en los deseos reprimidos de la acción civil; la esperanza de que la igualdad se instaurara en las conciencias y praxis axiológicas humanas, y de que la libertad es sinónimo del ya no someter sin un fundamento científico y sin una lucha por ellos, es por demás llamarle socialismo.

Lo anterior pasa a ser una utopía hasta cierto punto enajenada. Tomas Moro en su tiempo, escribiera el libro de “Utopía”, Francis Bacon, “la Atlántida”, James Harrington con la obra titulada, “la Oceanía”, inclusive Rousseau, en su “Contrato social”, se ilimitaban en imaginación y se limitaban a un campo objetivo. Todos ellos, solo describían un Estado ideal, un estado de supresión a la propiedad privada, la autorrealización entre el individuo y la especie, la lucha entre la esencia y la existencia, una libertad sujeta en el más allá.

El socialismo cristiano

Su base es la existencia de la pobreza, pues mientras exista, existirá la injusticia y el truncamiento del pleno desarrollo humano; propone la fe como herramienta de trabajo y fomenta el amor, configurando los haceres sociales y conciliando intereses.

La creencia en Cristo Jesús los llevará a un estado perfecto de igualdad, dónde ni el pobre ni el rico podrán diferenciarse, pero solo sucederá después de la venida de Jesús. Algunos teóricos de esta corriente fueron: Francisco Huet y el papa León XIII. Ambos creían en la estabilización de las relaciones entre obreros y patrones, recordando la hermandad en Cristo y de una u otra manera justificando la misma explotación, deslindándose de un verdadero socialismo, puesto que no presentaba ningún síntoma de dialéctica, aceptaba la propiedad privada y relegaba el verdadero progreso de los trabajadores.

El socialismo guildista

Es conocido como guild socialism. Aboga por una organización social basada en el autogobierno de los trabajadores como en los gremios medievales. Esta corriente inglesa de principios del siglo XX, tergiversa las condiciones históricas de sistemas económicos, queriendo vincular a ambos, cuándo eso es imposible. Combina la planificación política con la economía nacional en función a los establecimientos de los talleres guildistas.

El socialismo gremial

No muy lejano al guildista, con la diferencia la existencia de un Estado dualista, algo así como mixto, como indefinido.

“El socialismo gremial buscaba un gobierno autónoma que impulse al desarrollo industrial a través de gremios nacionales o sindicatos, como por ejemplo el de la “Federación Americana del Trabajo”. Esta federación se representaba por grupos de trabajadores pertenecientes y representados por un congreso nacional de gremios; por otra parte al ser los obreros consumidores, estos son representados de la misma forma por un segundo congreso político, con la finalidd de poder controlar precios fiscales asociados al gremio industrial, logrando de esta forma una administración de justicia y una diplomacia sostenible.

El socialismo gremial solo intentaba reconocer la participación de sindicatos laborando en un sistema capitalista, cuyo fundamento de justicia, no era suficiente para que se defina como socialismo, y una vez más se perdía la compatibilidad sistémica.
El socialismo democrático alemán

En el siglo XIX se gestaron movimientos que hicieran temblar e incluso sustituir por un periodo al sistema político, más no el económico, puesto que solo fue un cambio de decisión burguesa e intelectual.

Con la fragmentación económica de Alemania y el florecimiento del romanticismo y la influencia de la política francesa, se solidificó una forma de pensamiento basado en la democracia, en el poder del pueblo para la elección.

Esta corriente filosófica pretendía liberar al pueblo de las minorías en el poder político y económico; este último aspecto constituía un ideal para darle una aspiración a las masas de situarse en el poder económico y crear una comunidad de hombres libres trabajadores por igual. Sin embargo, no comprendían el desarrollo histórico de las fuerzas productivas y su ideal contrastaba con el entendimiento pleno de la formación y adecuación del sistema hegemónico.

 El socialismo de Fabiano

Nombrado así en honor al general romano. Critica las deficiencias del liberalismo económico y propone estrategias de acción política de Estado. El grupo formado por intelectuales como, Beatriz Webb y Eduardo Bernstein, ofreció una serie de producción literaria y algunas de ciencia política al acervo de la cultura alemana; incluso, esta tendencia llega al parlamento inglés, precisamente después de la muerte de Marx.

Otorgan a la comunidad europea, una visión clara de la realidad y tratan de construir una realidad política que vea por la estabilidad del pueblo, del “común”. Desafortunadamente, no se llegaba al pleno paroxismo de lo que representa la estructura económica establecida radicalmente en la propiedad colectiva.

 El socialismo de Estado

Se podría reafirmar la postura, de que el socialismo de Estado fue y es la justificación a la economía mixta. Solo que esta corriente de pensamiento político y económico ciclaba más la industria nacional.

Propone una división de medios de producción de acuerdo a la división clasista y política. La intención y objetivo principal del socialismo de Estado es apropiarse la mayoría de industrias y servicios de un país, con la finalidad de fortalecer su mercado interno e incentivar mejor la competencia nacional y de abastecer de todas sus necesidades a la sociedad en un sistema de precios adecuados a los ingresos de los trabajadores y personas en general. No distinguía la problemática de clases, más bien trataba de establecer decisiones políticas y de relaciones industriales, tal como lo hicieron varias naciones en América Latina en el transcurso del siglo XX.

 El socialismo científico

Expuesto por los teóricos Karl Marx, Federico Engels y posteriormente por Lennin, a mediados del siglo XIX.
La base del complejo socialismo explicado por estos pensadores, consideraba la absolución total del sistema, quitando así los vicios del primero y procurar un desarrollo totalitario con los hombres, al grado de lograr una educación y costumbre del colectivismo.

Critica a la propiedad privada y todo lo que emane de ella; explica el origen del capital y la realidad del valor de las mercancías y la explotación del trabajo, recaída en la plusvalía.

El socialismo científico de Carlos Marx se analiza de dos formas: el materialismo dialéctico y el materialismo histórico. El primero trata de explicar la realidad desde la concepción del mundo objetivo y estableciendo un método de investigación sumamente válido y que fue aplicado por las ciencias naturales, como la biología, la química y la física; explica lo cognoscible y que las ideas son reflejo de la materia; supone que todo está en un proceso de cambio, proceso inalienable al ser humano como ser sapiente. El materialismo histórico, explica la realidad de evolución de la lucha de contrarios, la lucha de clases y fundamenta teóricamente las leyes de la sociedad como el de la correlación entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción, entre otros.

El universo del socialismo científico, es un universo difícil de comprender, debido a su poca inculcación, imaginación y análisis exhaustivo de su literatura. Este universo estudia y analiza cuestiones económicas, sociológicas, jurídicas, culturales, religiosas, políticas, antropológicas, naturales, filosóficas, principalmente.

Es así que la supresión de la propiedad privada, es una base sustancial del socialismo científico que se refiere a una propiedad política con todas y sus averaciones.

El socialismo, es una vía alterna para el desarrollo de la humanidad, y éste aún no se ha conocido totalmente, sino en parte, logrando un telar de confusión. Un ejemplo claro es el fracaso de la URSS, aseverando los defensores del imperialismo norteamericano y de algunos países europeos y asiáticos que el socialismo es un paradigma erróneo. Lo sucedido es la Ex Unión Soviética, no fue sino la precipitación forzada hacia el comunismo, es decir, había una imposibilidad de mutar de un anacrónico feudalismo a un comunismo mediante el socialismo; lo anterior era dentro de la dialéctica algo contradictorio, incomprensible y absurdo. Para que exista un socialismo en una sociedad, debió haber pasado por el desarrollo de un capitalismo en todas sus facetas, algo que aún no ha sucedido pese a la mundialización de las economías.

Independientemente de la dialéctica de la sociedad, se puede vislumbrar al socialismo como un punto de inflexión (de cambio) hacia el comunismo y la nueva sociedad; también se concibe como un paradigma alterno de múltiples visiones que persiguen un fin muy específico: el desarrollo colectivo, por lo que el socialismo en cualquier comprensión supera por mucho al paradigma del interés colectivo, egoísta y desigual.

Como sociedad debemos permanecer en la lucha por rehumanizar a las instituciones, a los sistemas políticos y sociales y al pensamiento universal, antes de que nuestras libertades se vean ofuscadas por el anclaje del consumo y del interés personal en nuestra “idea” y sea demasiado tarde para que voluntariamente desde cualquier clase social colaboremos a que el sistema capitalista no sea la última instancia de producción económica que veamos, el cual está destruyendo al hombre y su entorno. Ante este escenario, no es descabellado recordar la frase: “socialismo o muerte”, siendo lo primero la vía alterna al desarrollo y lo segundo, un hecho inevitable para todos.

El socialismo surge como crítica a la propiedad privada y al sistema de pensamiento imperante en una época capitalista con una sociedad mediatizada y en decadencia.

2 comentarios:

Alicia dijo...

Y la pregunta del millón: ¿Cómo lograr una sociedad orientada al bienestar colectivo siendo el hombre fundamentalmente egoísta?

Al percibirnos como individuos únicos e irrepetibles ¿Cómo identificarnos con nuestros pares trabajando así para el desarrollo común?

El problema no radica en ser comunista o capitalista si no en que estamos hablando del hombre, el ser más paradójico del que jamás se ha sabido, un ente cuya naturaleza todavía nos representa un misterio, que puede ser tanto bueno como malo, rico como pobre, amado u odiado.

Gilberto dijo...

Sigo pensando que no se niega el proceso histórico de la acumulación, sólo se critica el prolongamiento de este ciclo. Pero bueno, incluso desde la vista de Marx, no sé que factibilidad tiene el comunismo puro. Pero bueno jajaja, esa será otra discusión.